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Alemania y los factores determinantes del uso del efectivo.
El estudio "Cash of the Future" elaborado por la Bundesbank analiza cómo podría evolucionar el uso del efectivo en Alemania entre 2025 y 2037. A través de tres escenarios posibles, se examinan distintos factores sociales, económicos y tecnológicos que podrían condicionar el papel del efectivo en el futuro.
El objetivo del estudio es proporcionar herramientas que orienten la toma de decisiones a largo plazo, con el fin de asegurar que el efectivo mantenga su relevancia como medio de pago seguro, accesible y confiable, incluso frente al avance de las soluciones digitales.
A continuación, se presenta un resumen de los factores clave que podrían marcar su evolución en los próximos años. Entre ellos, destaca la situación actual del efectivo en Alemania y los retos a los que se enfrenta su uso cotidiano, tanto desde una perspectiva social como jurídica.
Actualmente en Alemania, la población sigue utilizando el efectivo como principal medio de pago. Sin embargo, su presencia comienza a reducirse en determinados comercios, especialmente en aquellos donde predominan las ventas digitales. Aun así, el efectivo sigue siendo insustituible en contextos como propinas, regalos, emergencias y, sobre todo, entre ciertos grupos vulnerables para los que representa una herramienta de inclusión económica.
El estatus del efectivo como moneda de curso legal no garantiza, actualmente, su aceptación en todos los establecimientos. Este escenario jurídico ha generado situaciones controversiales, como la prohibición de pagos en efectivo en el transporte público en 2020 o en los baños públicos en 2022 en Berlín, ambas con fuertes protestas populares que llevaron a la rectificación de las medidas. Además, episodios como estos han impulsado la movilidad de la Unión Europea a proponer una normativa que garantice su aceptación, aunque su implementación definitiva continúe siendo incierta.
La innovación tecnológica en el sector es mínima, lo que ha contribuido a un retroceso silencioso pero persistente en su accesibilidad. Aunque el Bundesbank garantiza su emisión, gran parte de la operativa logística está externalizada a empresas de transporte de fondos (CIT). Estas empresas se enfrentan a una drástica disminución de sucursales bancarias desdelos años noventa, que las obliga a recorrer distancias cada vez mayores, encareciendo el servicio y reduciendo su eficiencia.
Ante este panorama han surgido alternativas como el cashback o el cash-in-shop (que permiten retirar efectivo al pagar con tarjeta en comercios), pero estos sistemas resultan insuficientes, al depender de la disponibilidad de efectivo en tienda y de los horarios comerciales.
En ausencia de una legislación clara que garantice el acceso universal al efectivo, las brechas de exclusión financiera no dejan de ampliarse.
Mientras tanto, las preferencias de los consumidores se diversifican, más del 50% de los alemanes siguen utilizando efectivo de forma habitual, y la mayoría (alrededor del 67%) quiere mantener el efectivo como opción disponible, valorando su privacidad, su capacidad para controlar el gasto y su papel como reserva de valor. La libertad para elegir el método de pago y la importancia del efectivo serán decisivas en los próximos 15-20 años.
El comercio minorista refleja todas estas tensiones, impulsado por la digitalización, el auge del comercio online, los sistemas de autopago y las tiendas sin personal, reduce progresivamente la presencia del efectivo, y sin embargo no lo elimina, los conceptos de "showrooming" o "compra ahora, paga después" consolidan la tendencia digital, pero el comercio físico sigue vivo, la compra local resurge tras la pandemia, y la coexistencia entre pagos digitales y tradicionales parece, por ahora, el escenario más probable.
En este contexto, el euro digital aparece como un nuevo factor clave en el futuro del efectivo. Se trata de un proyecto que el Banco Central Europeo planea lanzar en los próximos 15 años, enmarcado en una propuesta legal presentada en 2023. Tendrá estatus de curso legal, con aceptación obligatoria en toda la eurozona. Con él, se busca ofrecer una forma de dinero público en formato digital, accesible a todos, que complemente al efectivo físico. Su funcionalidad incluirá pagos offline y se aspira a garantizar un nivel de privacidad similar al del efectivo, aunque con ciertas limitaciones técnicas.
En un momento de grandes incertidumbres; conflictos geopolíticos, polarización económica, cibercrímenes cada vez más numerosos… El valor del efectivo aumenta, por su independencia tecnológica, por su universalidad, y por su capacidad para funcionar incluso cuando todo lo demás falla.
Podemos concluir que el efectivo sigue siendo un instrumento clave e imprescindible para los alemanes, y que su futuro dependerá, no sólo del mercado, si no de decisiones regulatorias, desarrollos tecnológicos, y sobre todo, de las necesidades humanas.
Cash of the future. (s. f.).
https://www.bundesbank.de/en/publications/reports/studies/cash-of-the-future-941484