«Tres mitos sobre el uso de efectivo que debemos dejar atrás» es el tema que propone Fernando Yáñez, Presidente Ejecutivo de Denaria Chile
En medio del entusiasmo por la digitalización financiera y los pagos sin contacto, el efectivo ha sido injustamente catalogado como un medio obsoleto. Sin embargo, los datos más recientes revelan una realidad distinta: el efectivo sigue siendo fundamental para millones de personas en Chile.
Hay tres mitos comunes que distorsionan el debate público en torno al uso de efectivo. El primero es que “las personas ya no quieren usar dinero en efectivo”. Nada más alejado de la realidad. Según la última Memoria del Banco Central de Chile, el 70% de los chilenos considera que se vería afectado si el efectivo dejara de aceptarse. Lejos de desaparecer, el efectivo continúa cumpliendo un rol social esencial. Para muchos, representa más que un medio de pago: es una herramienta de control financiero y autonomía, especialmente para quienes no tienen acceso regular a medios digitales.
Pensar que el efectivo ha sido desplazado por completo ignora las preferencias, hábitos y realidades de millones de personas, en particular en zonas rurales o en grupos de ingresos bajos.
El segundo mito es que “la digitalización y el efectivo no pueden coexistir”. La evidencia apunta justamente en la dirección contraria. El mismo informe del Banco Central concluye que, aunque la tarjeta de débito es el medio de pago más usado, el efectivo sigue siendo el segundo más importante. Según el registro transaccional diario, la tarjeta de débito representa el 47% de las transacciones, mientras que el efectivo alcanza el 31%, superando ampliamente a otros medios como transferencias, pagos con crédito o billeteras digitales.
Esto demuestra que la digitalización y el uso de efectivo no son excluyentes, sino complementarios. En vez de optar por uno u otro, el desafío está en garantizar la coexistencia de medios diversos para que todas las personas puedan elegir cómo pagar, según su contexto y necesidades.
El tercer mito es que todos en Chile tienen acceso a servicios financieros. Este es quizás el mito más peligroso, porque invisibiliza a millones. Aunque se ha avanzado en bancarización, todavía hay más de 2 millones de personas en Chile que no están bancarizadas. Según cifras de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), cerca del 10% de la población permanece fuera del sistema financiero formal.
¿Quiénes están en esa brecha? Personas sobreendeudadas, migrantes, mujeres afectadas por la brecha de ingresos, adultos mayores con pensiones mínimas y muchas Mipymes que no acceden a productos financieros formales. Para todos ellos, el efectivo no es una opción: es su única vía de transacción.
Chile avanza hacia una economía más digital, y eso es positivo. Pero en ese camino, no podemos dejar a nadie atrás. El efectivo sigue siendo un pilar de inclusión, autonomía y equidad. Defender el uso del efectivo no es oponerse al progreso; es garantizar que ese progreso incluya a todos.
Fuente: america retail