Las dificultades para pagar en efectivo en los negocios perjudica a las rentas más bajas. Así lo corrobora un estudio elaborado por la Universidad de Goethe, en Alemania, basado en el mercado de EEUU, donde se asegura que los grupos con un bajo nivel de ingresos gastan alrededor del 30% de su renta mensual en pagar las deudas de sus tarjetas de crédito.
En la misma línea, otro estudio de la Fed indica que los programas de fidelidad delas compañías financie ras que ofrecen tarjetas de crédito en Estados Unidos conllevan la redistribución de 15.000 millones al año desde los estratos con un nivel de renta más bajo –quienes pagan la mayoría de estas suscripciones– y las clases con más ingresos, que habitualmente son las que realizan el número de pagos exigido para disfrutar de las ventajas de estos planes.
Asimismo, los habitantes de zonas rurales o despobladas, quienes estadística mente tienen menores ingresos que los que residen en las grandes urbes, son los principales afectados por la desaparición de cajeros automáticos. La falta de acceso al efectivo, así como una peor conectividad en las redes, aumenta la marginación de este colectivo, como han venido denunciando diferentes organizaciones de defensa del acceso al dinero en metálico.
Fuente: Expansión