Mil ciberataques son registrados en el mundo cada segundo, lo que equivale a aproximadamente noventa millones diarios. Según la ONU, más de 250.000 personas son explotadas, engañadas, traficadas y obligadas a trabajar en condiciones inhumanas para llevar a cabo estas operaciones.

Reclutamiento con engaños y esclavitud

El mundo del cibercrimen ha alcanzado niveles alarmantes con la proliferación de macrocentros de estafas en el sudeste asiático, especialmente en la región conocida como el Triángulo Dorado, que abarca Myanmar, Laos y Tailandia. Estas redes criminales, han convertido el fraude en línea en un negocio multimillonario a costa de la explotación y el sufrimiento de miles de personas.

Las víctimas de estas mafias suelen ser personas en situación de vulnerabilidad económica que son captadas mediante ofertas de empleo fraudulentas en redes sociales. Tal es el caso de Mohammed Arshad, un ciudadano indio de 34 años, seducido con la promesa de un “buen trabajo” en Laos. Al llegar; “me confiscaron mi pasaporte y se negaron a devolvérmelo hasta pagar unos 100.000 euros o trabajar gratis durante un año”.

Las condiciones de trabajo en estos centros son atroces. Forzados a trabajar hasta 17 horas al día en la ejecución de estafas dirigidas a víctimas de todo el mundo. Quienes se resisten o intentan escapar son sometidos a castigos brutales, como descargas eléctricas, palizas, privación de alimentos o encierro en condiciones inhumanas, como relataba un joven de 24 años de Sri Lanka, identificado como Rovi.“Pasé 16 días en una celda por no obedecerles. Me daban agua mezclada con colillas de cigarrillos y ceniza para beber”, recuerda. Algunas mujeres, además, son obligadas a ejercer la prostitución dentro de los mismos recintos de explotación.

Un negocio a escala global

Estas operaciones no son casos aislados. Ling Li, investigadora de la Universidad Ca’ Foscari de Venecia, señala que estas mafias han evolucionado hasta adoptar estructuras que operan con la sofisticación de grandes corporaciones, con departamentos de recursos humanos, objetivos de rendimiento y tácticas que incluyen suplantación de identidad, estafas de inversión, manipulación emocional a través de redes sociales y fraudes bancarios.

La magnitud de este negocio es difícil de cuantificar, pero las pérdidas económicas son inmensas, con un coste anual estimado de 10,5 billones de euros, el cibercrimen se ha convertido en una de las economías más rentables del mundo, situándose como la tercera economía mundial, sólo por detrás de EE.UU. y China, advierte María Jesús Almanzor,  consejera delegada de Ciberseguridad y Nube en Telefónica Tech. Este crecimiento exponencial se debe a la sofisticación de los ataques y a la alta rentabilidad de las estafas digitales, que representan el 84% de los fraudes registrados en España, Según el Sistema Estadístico de Criminalidad (SEC).

Medidas internacionales y el lento avance contra el cibercrimen

Las fuerzas de seguridad internacionales han intensificado sus esfuerzos para desmantelar estas redes. En febrero de 2025, una macrorredada en Myanmar permitió la identificación de miles de esclavos digitales, con repatriaciones masivas de ciudadanos de distintas nacionalidades. Operaciones como la “Serengueti”, coordinada por Interpol y Afripol, han llevado a la detención de más de 1.000 criminales y la recuperación de millones de euros en activos robados.

Sin embargo, los expertos advierten que la ciberseguridad tradicional basada en barreras digitales fijas es obsoleta, ya que la conectividad actual ha difuminado las fronteras de la red, lo que hace más difícil defenderse. Un claro ejemplo es el fraude bancario mediante SMS falsos o la suplantación de identidad a figuras clave para obtener acceso a información sensible. Organismos como el US Institute of Peace han alertado que el crimen organizado es un motor clave de los conflictos globales y que es urgente un esfuerzo coordinado para desmantelar estas redes y frenar el impacto del cibercrimen en la economía mundial.

Cómo protegerse de las estafas digitales

Dado el auge del ciberfraude, es fundamental adoptar medidas de protección. Expertos en ciberseguridad aconsejan ser escépticos ante ofertas de trabajo sospechosas y evitar compartir datos personales con desconocidos. También es crucial desconfiar de inversiones que prometen rentabilidades irreales, verificar la identidad de contactos en línea y utilizar herramientas de seguridad digital como contraseñas robustas y autenticación en dos pasos.

La ciberdelincuencia no solo tiene un impacto económico devastador, sino que también deja profundas secuelas psicológicas en sus víctimas. La percepción de que los delitos digitales son menos graves que los crímenes físicos debe cambiar, ya que muchas víctimas sufren consecuencias comparables a las de agresiones físicas o incluso consideran el suicidio tras ser estafadas.

En conclusión; el cibercrimen ha dejado de ser solo una amenaza digital para convertirse en un problema humanitario y económico de gran escala. La lucha contra estas mafias requiere un compromiso global, tanto de los gobiernos como de las empresas tecnológicas, para desmantelar los centros de fraude y proteger a las potenciales víctimas. Mientras tanto, la prevención y la educación digital siguen siendo la mejor defensa para evitar caer en los engaños de estos criminales.

 

BIBLIOGRAFÍA:

Las mafias del cibercrimen cuentan con un ejército de más de 250.000 esclavos sometidos a torturas, extorsiones y violaciones | Tecnología | EL PAÍS

El cibercrimen alcanza niveles inéditos: 90 millones de ataques anuales que cuestan 10,5 billones de euros | Tecnología | EL PAÍS