Uno de los avances más ventajosos de las últimas décadas es la disponibilidad de datos sólidos que brindan información importante sobre el mundo en el que vivimos. Esto puede mostrar cómo está cambiando la sociedad, el impacto de las intervenciones y, en última instancia, conducir a una mejor toma de decisiones.
El poder de los datos para comprender los cambios sociales
Por ejemplo, los datos de salud recopilados en el Reino Unido desde 1970 muestran claramente una trayectoria descendente del tabaquismo en adultos, lo que se refleja en la disminución constante de las tasas de mortalidad por enfermedades cardiovasculares (ECV) durante el mismo período. Esto representa una victoria para las políticas de salud pública. El tabaquismo es un factor de riesgo clave en las ECV y este resultado justifica las intervenciones gubernamentales durante el mismo período, como la prohibición de la publicidad del tabaco, la promoción de advertencias sanitarias y la introducción de la prohibición de fumar en público.
Esta es solo una de las muchas áreas de la vida pública para las que tenemos acceso a este nivel de datos. Es un privilegio vivir en un momento en el que la formulación de políticas puede basarse en un conocimiento tan profundo del estado de la sociedad. En el caso de la salud pública en el Reino Unido, es evidente que si aumentan los niveles de tabaquismo, se producirá un aumento de la tasa de mortalidad por ECV. Por lo tanto, es extremadamente improbable que el gobierno dé marcha atrás y promueva una agenda a favor del tabaquismo.
Existen muchos ámbitos de la vida en los que tenemos acceso a niveles similares de datos; uno de ellos es el de los pagos. Si bien no son una cuestión de vida o muerte, los pagos respaldan la actividad económica y desempeñan un papel esencial en la vida cotidiana de todos. Es ampliamente reconocido que un sistema de pagos seguro e inclusivo es un pilar fundamental para el buen funcionamiento de una sociedad.
Pagos en efectivo: Del declive a la estabilidad
Los datos muestran que en las últimas décadas se ha producido un aumento relativo en el volumen de pagos digitales. En la zona euro, la proporción de pagos en efectivo, en términos del volumen de pagos en puntos de venta, ha disminuido del 79 % en 2016 al 52 % en 2025. En el Reino Unido, entre 2013 y 2023, el volumen de pagos en efectivo disminuyó un 70 %. En el mismo período, los pagos con tarjetas de débito, incluidas las sin contacto, aumentaron casi un 200 %. Esto ha resultado en que el efectivo represente el 12 % del volumen total de pagos en 2023. Si bien los conjuntos de datos del Reino Unido y la zona euro miden diferentes tipos de pagos, ambos ilustran el declive relativo del efectivo.
En consecuencia, durante la última década, la narrativa sobre el futuro del efectivo ha sido de declive. Esto se refleja en los datos y la experiencia de muchas personas que, en diverso grado, han experimentado un mayor papel de lo digital en muchos aspectos de su vida cotidiana. Sin embargo, datos recientes muestran que, en algunos países, en los últimos años, el declive de los pagos en efectivo se ha ralentizado y ha pasado de un período de declive a uno de estancamiento. Por ejemplo, si bien el volumen anual total de pagos en efectivo en el Reino Unido ha disminuido en los últimos 15 años, desde 2020 se ha estabilizado en alrededor de 6 mil millones anuales. En los Países Bajos, si bien los pagos en efectivo han disminuido del 53% de todos los pagos en 2014 al 19% en 2024, se han mantenido en torno al 20% durante los últimos 4 años. Esto contrasta con el pronunciado descenso observado en años anteriores y apunta a una transición de un período de declive intenso a uno suave, que podría conducir a una meseta, o "nueva normalidad", donde habrá pocos cambios interanuales.
Esto también se ha experimentado en países que han experimentado un importante abandono del efectivo. Suecia y Noruega se presentan comúnmente como dos de los países con menor uso de efectivo del mundo. Durante la última década, sus ciudadanos han adoptado los pagos digitales de forma mucho más agresiva que los países de Europa occidental y central, debido principalmente a la baja densidad de población y a la disponibilidad y el éxito de opciones de pago digitales nacionales, como Swish en Suecia y Vipps en Noruega. Sin embargo, el efectivo sigue siendo un elemento fundamental en sus sociedades: en Suecia, datos del Riksbank muestran que, si bien el 40 % de los ciudadanos afirmó haber pagado en efectivo su última compra en tienda en 2010, esta cifra se ha mantenido en torno al 10 % en los últimos tres años; en Noruega, el porcentaje de pagos en efectivo respecto al total descendió del 12 % en 2017 al 3 % en 2020, donde se ha mantenido sin variaciones significativas. Si bien estas cifras son pequeñas, revelan una gran historia: llega un momento en que, incluso en las sociedades más avanzadas digitalmente, el efectivo deja de decaer, se estabiliza y encuentra una nueva normalidad.
Replanteando el futuro: La importancia continua del efectivo en los pagos
Los datos apuntan claramente a que el efectivo seguirá desempeñando un papel importante en el sistema de pagos de las naciones durante los próximos años. Esto contradice la narrativa, adoptada por los gobiernos y las empresas de pagos digitales, de que pronto viviremos en una "sociedad sin efectivo" y proporciona una comprensión más precisa de la sociedad.
Este tipo de evidencia debería servir de base para que la industria del efectivo replantee la narrativa sobre el futuro de los pagos y el papel del efectivo. Los acontecimientos geopolíticos están llevando a los países a considerar la soberanía de sus sistemas de pago, y los recientes desastres naturales han puesto de relieve el papel del efectivo como opción de pago de contingencia.
Esto presenta un nuevo contexto para argumentar a favor de proteger el acceso y la aceptación del efectivo ante los responsables políticos del gobierno. Depende de la industria del efectivo aprovechar esta oportunidad y garantizar que el efectivo siga desempeñando un papel vital en el apoyo de un sistema de pagos seguro e inclusivo en la era digital.
Fuente: CashEssentials