Denaria en los medios

Si quieres gestionar adecuadamente un entorno tienes que conocer a la perfección no solo tu organización sino también el entorno al que se está enfrentando.

Se ha constituido Denaria, una asociación para defender el dinero efectivo, vista su progresiva desaparición. Aunque pueda parecer en principio cosa menor o reservada a los colectivos más vulnerables, el tema tiene una dimensión institucional de excepcional alcance y de llevarse a término supondría un verdadero punto de inflexión en la curva de la final desaparición de la democracia en Occidente.

A mediados los años noventa del pasado siglo tuve el privilegio de escuchar a un alto cargo de la FIAT hacer la siguiente observación: "puedo garantizarles a ustedes que en veinte años habrá demanda europea de coches. Pero no que pueda cubrirse con oferta europea. Desarrollar el Fiat 600 costó unos pocos millones de dólares y la marca duró mas de diez años. Hoy el desarrollo de un nuevo coche multiplica por veinte o treinta el costo del 600 y en no mas de dos o cuatro años ya está obsoleto". Efectivamente, poco mas tarde Mercedes y Chrysler se fusionaron, modo de ganar escala y por ello bajar costes. Otro procedimiento fue mejorar el beneficio industrial, lo que se consiguió externalizando la producción a China. Recuerdo haber oido a un alto ejecutivo de una gran empresa de electrónica decir por aquellos años mientras tenía en la mano un portátil.

"Montar esto en los EE UU son cinco dólares la hora. En China, diez centavos. Nos vamos a China". Pero naturalmente esto iba a tener consecuencias devastadoras para una parte importante de la población de Occidente. Hasta entonces el dominio del espacio nacional/estatal era patrimonio del Estado: se le llamaba "dominium". El exterior era el "imperium" y no afectaba demasiado al primer deber del Estado que era y es la protección de sus ciudadanos. A partir de la globalización chocan ambos espacios y tiene precedencia el imperium a pesar de que su estructura económica no ha sido definida por criterios soberanos. A partir de ahí era preciso incrementar el nivel de control social para que la mayoría ciudadana (la de los cinco dólares hora) aceptase como inevitable un nuevo paradigma que abolía el principio de las mayorías parlamentarias, pues digan estas lo que digan, sin un determinado nivel de acumulación, es decir, de globalización, el sistema se viene abajo.

Pero el control de esa globalización obedecía al principio de la primera Ley de Ashby. Si quieres gestionar adecuadamente un entorno tienes que conocer a la perfección no solo tu organización sino también el entorno al que se está enfrentando o se va a enfrentar. Dos problemas con el famoso "entorno", es decir, con la sociedad. Uno, institucional porque en términos sociales "conocer" y "controlar" solo se puede hacer bajo control judicial, ya que la privacidad es un derecho fundamental de los ciudadanos. Y el control judicial en este campo resulta no solo imposible sino indeseable. Dos.

Dejando aparte el tema institucional, la globalización elevaba la complejidad del sistema hasta hacer imposible su control, es decir, su existencia, mientras que en ella dormía el fuego de la cólera social ante un despojo que daba a una minoría un privilegio exorbitante. No otra cosa es la desigualdad consecuencia del nuevo modelo. Para controlar ese rugido silencioso social, y a veces no tan silencioso, se exigían nuevos medios y vinieron. Muchos de ellos de la China comunista, adoptados sin ambages por nuestras wokedemocracias. Reconocimiento facial, cámaras de seguridad en lugares públicos y hasta privados, satélites, control de datos (Trump quiso prohibir Tik Tok para que China no tuviese acceso a datos EE UU), todo ello llevado con mano de hierro. Véase lo que le pasó a Edward Snowden cuando reveló que los satélites de la NSA apuntaban no a Rusia ni a China sino a los EE UU. En lugar de ser celebrado como lo fue Daniel Ellsberg con sus papeles del Pentágono, tuvo que irse de EE UU como un criminal.

Occidente se ha embarcado en un camino peligroso y finalmente insostenible. Ser una tiranía brutal por su desigualdad (índices de Gini iguales en China y EE UU) y una democracia avanzada por sus derechos civiles. Antes o después la contradicción se hará insoportable. Sobre la igualdad se ha pronunciado Branco Milanovich y sobre consecuencias de la desigualdad Mark Blyth que advierte a sus amigos ricos: "Los Hampton (barrio rico de Nueva York) no son defendibles". Y ahora volvemos a Ashby. Resulta que controlar tiene un costo y que, siendo indispensable, lleva al sistema a una línea de rendimientos decrecientes que pueden dar con el. Yo creo que en eso estamos. Los EE UU presentan menos de la mitad de patentes y marcas que China, por ejemplo. Y en la desesperación por no perder el poder los EE UU cometen errores estratégicos siderales, tales como Irak o ahora mismo recurrir a la guerra contra Rusia en Ucrania. Para intentar limitar el alcance de los daños que causan, sin renunciar a cometerlos, una de las estrategias del sistema, ante la progresiva polarización de nuestras sociedades y su previsible deshilvanamiento, es ir mas allá del control para, ya en esta etapa sucesiva, abolir a los disidentes.

Sobre como hacerlo hay una correspondencia indispensable entre Aldous Huxley y George Orwell. Al recibir Huxley el libro de su antiguo alumno Orwell, 1984, el autor de la otra gran distopia, Un mundo feliz le dijo (no es literal). "Creo señor Orwell que hacer idiota a la población" (modelo de Un mundo feliz) es menos fatigoso y mas efectivo que tratarles a patadas (modelo de 1984)". Bien. Pues en este escenario ya antiguo se le acaba de ocurrir al sistema la última maldad. Abolir el efectivo para sustituirlo por efectos financieros del Estado, lo que es desmedular Occidente como espacio democrático liberal. En un orden pasivo sería imaginable que el Estado pudiese retener parte de tus haberes o darte el dinero con carácter finalista. Los economistas del sistema fijan en que punto de la curva tiene que estar la demanda global para que haya pleno empleo y ajustan nuestros haberes (todos estatales, por definición) a gastos con porcentajes que variarán en función del monto de nuestros ingresos.

Las familias con menos recursos serán autorizadas a gastar mas en comida y menos en diversiones, los mas ricos tendrán un techo de gasto proporcional con su contribución al bien común via impuestos, etc. Todos estaremos uniformizados como los automátas de Metrópolis de Fritz Lang. Que es otra de las maneras de simplificar el control y ahorrar gasto. Se nacionaliza el dinero y a pesar de que la situación social exigiría asaltar el Palacio de Invierno, el control hace parcialmente imposible ese asalto al Palacio de Invierno aunque no iniciativas conexas tales como populismo, extremismo, auge de la extrema derecha e izquierda, jacqueries como los chalecos amarillos etc y el resultado de esa pelea desigual ya estamos empezando a verlo: inestabilidad política sistémica, hay quien habla de suprimir la policía en los EE UU, pero derrota final: los protestantes no pueden vencer a un sistema en el que cuatro o cinco han pasado a vivir como los alpha de Blade Runner mientras que a los betas nos queda polvo estelar y grava ingrávida-por decir algo. A pesar de todo es posible que haya elecciones. Será una de las maneras de reclutar élites entre quienes las alteren o justifiquen su alteración.

Espero haberles convencido de que sustituir el dinero por instrumentos financieros del Estado, bajo su control pasivo y activo, no es una buena idea. Pero sobre todo desearía transmitirles que nada de eso es casual sino la consecuencia de procesos de producción que escapan al control de la ciudadanía. Ni por un momento creo que esto esté preordenado ni que haya un Gran Consejo de sabios dirigiendo el akelarre. Es mucho mas simple. Estamos viviendo en una sociedad que es global porque no puede ser otra cosa dada la naturaleza del sistema. Y eso choca con la existencia de pequeños espacios parciales donde se supone que hay soberanía, los Estados. Batalla empeñada y de no difícil pronóstico. Ganará la globalización, por inevitable. La incógnita es como lo hará. Y por eso mismo Denaria y otras plataformas que puedan crearse son vitales. Nunca la humanidad se ha enfrentado a un reto como este y su solución ha de progresar por la via de prueba y error. Para que eso sea posible ha de manifestarse la sociedad civil como factor corrector, la única manera de convencer al poder  de que hay líneas rojas innegociables. Denaria es por ello la encarnación de una sociedad que se resiste a la destrucción de sus libertades. Aconsejo colaborar con su desarrollo de la manera mas efectiva posible. Y recuerdo que esto no es ni progre ni facha. Es la base que hace posible que haya fachas y progres, en la lamentable cultiparla nacional. @mundiario

 

Diplomático.

El autor, JOSÉ ANTONIO ZORRILLA ÁLVAREZ, colaborador de MUNDIARIO, ingresó en la carrera diplomática en 1973 y desempeñó los cargos de cónsul general en Milán, Toronto, Shanghai y Moscú antes de ser nombrado embajador en Tbilisi (Georgia). Como cineasta es autor de varias películas, entre ellas El Barranco de Víznar (Medalla de Oro, Moscú 1977) y El Arreglo (Premio Opera Prima San Sebastian 1983). Su último libro es Historia fantástica de Europa. Jubilado desde 2016 da conferencias y escribe artículos en medios españoles y extranjeros. @mundiario